"En realidad, no hay contradicción alguna entre la práctica del humanismo y la práctica de la ciudadanía participativa. El humanismo no tiene que ver con el alejamiento de la realidad ni con la exclusión. Más bien al contrario: su propósioto consiste en someter al escrutinio crítico más temas, como el producto del quehacer humano, las energías humanas orientadas a la emancipación y la ilustración o, lo que es igualmente importante, las erróneas tergiversaciones e interpretaciones humanas del pasado y el presente colectivos. Jamás ha habido una mala interpretación que no pudiera revisarse, mejorarse o invalidarse. Jamás ha habido una historia que no pudiera hasta cierto punto recuperarse y comprenderse compasivamente, con todo su sufrimiento y sus logros. Y a la inversa, jamás ha habido una ignominiosa injusticia secreta, ni un cruel castigo colectivo, ni un plan de dominación imperialista manifiesto que no pudieran ponerse al descubierto, explicarse o criticarse. Sin duda, todo esto también reside en el corazón de la educación humanística, pese a toda la filosofía supuestamente neoconservadora que condena a clases y razas enteras a un retraso eterno para demostrar -si es que esta fuera la palabra adecuada- que en el peor sentido darwiniano y en aras del libre mercado algunos pueblos merecen la ignorancia, la pobreza, la enfermedad y el atraso, mientras que otros pueden convertirse en nuevas élites mediante políticas y proyectos estratégicos."
Edward W. Said
lunes, 20 de octubre de 2008
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