jueves, 21 de mayo de 2009

COMENTARIO A DANTO Y CAREY Por Carlos ESPINOZA H.

Para Carey no es necesaria la aprobación institucional del mundo del arte para decir qué es y qué no una obra de arte, basta con que cualquier persona considere que algo es o no es arte. Carey cree que no se puede comprobar ni siquiera científicamente que una obra de arte sea capaz de causar mayores o menores cambios en una persona; por lo tanto, para Carey no existe un arte “alto” o un arte “bajo”, todo dependería entonces del observador del arte, él es el que decide si algo es arte o no, si es arte bueno o malo, además, dependerá de los pretextos, es decir, de las experiencias vividas por el observador o receptor, que el arte pueda tener un mayor o menor grado de cambio o influencia en el sujeto. De lo único que puede estar seguro Carey es que la creación artística puede afianzar la autoestima y ayudar a la recuperarse a quienes se sienten excluidos de la sociedad.

Es posible juzgar a quienes usan y manipulan el arte para sentirse superiores, al crear niveles de arte y respaldarlos a través de las instituciones que ellos mismos crean, además, se puede decir que cuando se idealiza el arte hasta casi volverlo religión solo se quiere buscar en él la evasión de la realidad; pero, por esto no podemos decir que el arte no cumpla realmente alguna función trascendente. El arte a través de la historia ha cumplido diversos papeles que han ayudado a generar grandes cambios en los procesos histórico-culturales. El arte es un poderoso espacio discursivo donde se reflejan conflictos entre distintos grupos sociales (me refiero a grupos ideológicos más que a económicos), además de reflejar también conflictos humanos de tipo existencial por ejemplo. El arte cumple entonces un papel importante en cada espacio determinado (porque el arte no es universal sino regional) y en cada tiempo determinado.

Puede ser que el arte haya entrado en crisis como sostiene Danto, pero esto solo ha de darse dentro de espacios como Europa o Estados Unidos donde la mayoría de sus conflictos internos ya están resueltos (por eso son países de primer mundo) y por tanto no existen problemas en sus sociedad que estimulen la producción de un arte trascendental; sin embargo, en regiones subdesarrolladas (pues así nos denominan), como la nuestra y en específico en el Perú, donde todavía no se han resuelto problemas tan básicos como el de la identidad (me refiero a que si bien somos un Estado, todavía no somos una nación), el arte (sobre todo la literatura), como espacio discursivo, puede cumplir un papel importante, ya que en este (en el arte) de alguna forma se muestran y se resaltan los problemas de nuestra sociedad (también nuestras virtudes), además en algunos casos se proponen soluciones a estos problemas (es el caso de la novela indigenista de Arguedas). El arte es reflejo de la sociedad que la produce. El arte no debería dejar de cumplir una función trascendental como tal vez si ha ocurrido en Europa o Estados Unidos; si el arte está en crisis allá, porque no puede ser trascendente, no tiene por que estarlo aquí.

Carlos Alexander ESPINOZA HUAÑAHUI

(A los amigos del Seminario: el comentario de Carlos es una buena ocasión para ejercer una lectura crítica de la lectura, así que los invito a que hagan su observaciones)