martes, 1 de diciembre de 2020

 COMUNICADO A NUESTROS LECTORES

Estamos en una etapa de grandes transformaciones por la revolución informática y digital en curso. Esta afecta todas las esferas de la actividad social y cultural. En particular, cambia la perspectiva frente a la educación en general y universitaria en particular. En tal sentido, retomamos nuestro trabajo de reflexión y propuesta frente a los docentes, estudiantes y trabajadores universitarios. Estamos organizando el iniciar una nueva fase de difusión en el espacio vitual y les anticipamos pronta novedades.

Lima, 1° de diciembre de 2020.

viernes, 19 de junio de 2020

El ruido de mis pasos (9)


Una tarde, cuando tenía nueve años, al buscar en la biblioteca de mi casa un libro interesante para leerlo me topé con un ejemplar titulado "Sangama" del escritor Arturo Hernández. Al abrirlo me encontré con la sorpresa de que estaba dedicado de puño y letras del autor a mi padre. Quedé admirado de que conociera a mi papá y más aún al leer las palabras elogiosas que había consignado, pleno de reconocimientos por su magisterio sobre él. Así que entusiasmado e intrigado, me llevé a mi cuarto el ejemplar y me puse a leer sin esperar que llegara la noche. Esta no solo llegó, sino que estaba a punto de morir, porque las primeras luces del amanecer se vislumbraban en el horizonte, cuando acabé la novela. Quedé atónito de haberme amanecido concentrado en el mundo imaginario al que me había transportado la pericia del narrador. Esa fue la primera de muchas amanecidas atrapado por la destreza de un escritor. Sin duda, una de la experiencias más íntimas e intensas es la lectura de una obra literaria, que logra concentrar la atención al punto de perder la noción del tiempo real.

Años después, con ocasión de un conversatorio en una capital de provincia, recordé y relaté esta anécdota a un grupo de jóvenes aspirantes a cuentistas o novelistas. Al finalizar el taller, uno de ellos se me acercó y me dijo: "Profesor, a mí me pasó exactamente igual, pero con "Los perros hambrientos" de Ciro Alegría. "¡Qué bien, lo hubieras dicho a todos!", le repliqué. "No, profe, se hubieran dado cuenta". "¿De qué?", inquirí extrañado. "De que leo muy lentamente". Ese instante me percaté de que, efectivamente, en términos de extensión la novela de Alegría no era tan voluminosa como para demorar siete u ocho horas para acabarla. Iba a intentar esgrimir algunos argumentos a favor de quienes leen lento cuando el jovencito se adelantó y me dijo: "Lo que pasa es que trabajo de guachimán en un depósito y, como tengo que hacer rondas cada media hora, me tardo más de lo normal para acabar una obra". Quedé anonadado y reaccioné de inmediato estimulando su actitud que la mayoría de mis alumnos no tenían, le obsequié mi úlimo libro, lo felicité y me despedí efusivamente.

Hace muy poco, transcurridos más de diez años, volví a esa lejana capital de provincia invitado para una feria del libro. En el auditorio improvisado, en el jardín que separa los dos sentidos de la calzada de la avenida central de la ciudad, había poco público y transcurrido quince minutos de la hora programada para dar inicio a mi conferencia. Por respeto a los asistentes, como suelo hacer, solicité comenzar el evento. Ante mi pedido, el animador designado por los organizadores me estaba presentando cuando de modo súbito comenzaron a llegar grupos de escolares que colmaron los sitios con sus uniformes. Estimulado con tanta concurrencia, decidí modificar mi conferencia y convertirla en una exposición menos especializada y más divulgativa, no tan extensa, para dar lugar a las preguntas. El diálogo se produjo con mucha participación de los jóvenes. Entusiamados por el éxito de mi charla, los amigos promotores del certamen me agradecían y adelantaban futuras nuevas invitaciones. Al despedirme y enrumbar hacia mi hotel fui interceptado por un señor barbado que se me acercó y muy cortés me saludó: "Buenas noches, profesor, su intervención ha encantado a mis alumnos". "Muchas gracias", le respondí, intuyendo que era el responsable de la intempestiva aparición de los escolares. De inmediato me dijo: "No se acuerda de mí, porque han pasado muchos años y ahora hasta tengo barba. ¿Sabe quien soy?". Resultó ser el joven que trabajaba de seguridad en el depósito, que me agradeció por mis palabras en ese lejano día y confesó que precisamente por eso ha llegado a ser profesor, lo que le permite compartir el valor y la importancia del hábito de la lectura entre los jóvenes.
Una tarde, cuando tenía nueve años, al buscar en la biblioteca de mi casa un libro interesante para leerlo me topé con un ejemplar titulado "Sangama" del escritor Arturo Hernández. Al abrirlo me encontré con la sorpresa de que estaba dedicado de puño y letras del autor a mi padre. Quedé admirado de que conociera a mi papá y más aún al leer las palabras elogiosas que había consignado, pleno de reconocimientos por su magisterio sobre él. Así que entusiasmado e intrigado, me llevé a mi cuarto el ejemplar y me puse a leer sin esperar que llegara la noche. Esta no solo llegó, sino que estaba a punto de morir, porque las primeras luces del amanecer se vislumbraban en el horizonte, cuando acabé la novela. Quedé atónito de haberme amanecido concentrado en el mundo imaginario al que me había transportado la pericia del narrador. Esa fue la primera de muchas amanecidas atrapado por la destreza de un escritor. Sin duda, una de la experiencias más íntimas e intensas es la lectura de una obra literaria, que logra concentrar la atención al punto de perder la noción del tiempo real.

Años después, con ocasión de un conversatorio en una capital de provincia, recordé y relaté esta anécdota a un grupo de jóvenes aspirantes a cuentistas o novelistas. Al finalizar el taller, uno de ellos se me acercó y me dijo: "Profesor, a mí me pasó exactamente igual, pero con "Los perros hambrientos" de Ciro Alegría. "¡Qué bien, lo hubieras dicho a todos!", le repliqué. "No, profe, se hubieran dado cuenta". "¿De qué?", inquirí extrañado. "De que leo muy lentamente". Ese instante me percaté de que, efectivamente, en términos de extensión la novela de Alegría no era tan voluminosa como para demorar siete u ocho horas para acabarla. Iba a intentar esgrimir algunos argumentos a favor de quienes leen lento cuando el jovencito se adelantó y me dijo: "Lo que pasa es que trabajo de guachimán en un depósito y, como tengo que hacer rondas cada media hora, me tardo más de lo normal para acabar una obra". Quedé anonadado y reaccioné de inmediato estimulando su actitud que la mayoría de mis alumnos no tenían, le obsequié mi úlimo libro, lo felicité y me despedí efusivamente.

Hace muy poco, transcurridos más de diez años, volví a esa lejana capital de provincia invitado para una feria del libro. En el auditorio improvisado, en el jardín que separa los dos sentidos de la calzada de la avenida central de la ciudad, había poco público y transcurrido quince minutos de la hora programada para dar inicio a mi conferencia. Por respeto a los asistentes, como suelo hacer, solicité comenzar el evento. Ante mi pedido, el animador designado por los organizadores me estaba presentando cuando de modo súbito comenzaron a llegar grupos de escolares que colmaron los sitios con sus uniformes. Estimulado con tanta concurrencia, decidí modificar mi conferencia y convertirla en una exposición menos especializada y más divulgativa, no tan extensa, para dar lugar a las preguntas. El diálogo se produjo con mucha participación de los jóvenes. Entusiamados por el éxito de mi charla, los amigos promotores del certamen me agradecían y adelantaban futuras nuevas invitaciones. Al despedirme y enrumbar hacia mi hotel fui interceptado por un señor barbado que se me acercó y muy cortés me saludó: "Buenas noches, profesor, su intervención ha encantado a mis alumnos". "Muchas gracias", le respondí, intuyendo que era el responsable de la intempestiva aparición de los escolares. De inmediato me dijo: "No se acuerda de mí, porque han pasado muchos años y ahora hasta tengo barba. ¿Sabe quien soy?". Resultó ser el joven que trabajaba de seguridad en el depósito, que me agradeció por mis palabras en ese lejano día y confesó que precisamente por eso ha llegado a ser profesor, lo que le permite compartir el valor y la importancia del hábito de la lectura entre los jóvenes.

martes, 12 de julio de 2016

TEORÍA LITERARIA I (20016-I) NOTAS FINALES


ALVARADO            15030113                    16

BULLÓN                  15030144                    17

CALDERÓN            10030013                    06

CALDERÓN            15030132                    14

CARO                        15030117                   15

CASTAÑEDA A.      14030003                   06

CASTAÑEDA D.     12030151                   11

CHÁVEZ CAB.        12030151                   03

CHÁVEZ CAR.       15030118                   12

CHOLÁN                  15030133                   15

CÓRDOVA               14030119                   04

CRESPO                   14030120                   10

CUENCA                  15030003                   15

DÍAZ                          13030002                   08

GONZALES             13030125                   13

HUAMANÍ G.          14030103                   11

HUAMANÍ P.           11030342                   14

LOZANO                  14030006                   14

LUJÁN                      15030134                   15

MACHOA                 10030129                   13

MARCELO              13030222                   07

MARTÍNEZ             15030015                   15

PUCHOC                  15030010                   11

RAMOS                    15030136                   15

SÁNCHEZ E.           15030129                   11

SÁNCHEZ M.          15030141                   14

SEGUNDO               11030133                   07

TORRES C.              04030210                   14

TORRES R.              15030012                   17

VARGAS                  15030018                   16

YEPEZ                      11030135                   09

 

viernes, 11 de diciembre de 2015

Notas Finales


TEORÍA LITERARIA II (2015-II) Notas Finales

ALCÁNTARA          06
ALMEYDA               16
ALVARADO             11
AQUINO                   13
ARTEAGA                07
BANCES                   03
BAUTISTA               15
BAZÁN                     03
CALISAYA              11
CALLAPIÑA            04
CAMACHO              07
CARRASCO             12
CASTRO                   12
CISNEROS               11
CONDE                     11
CONTRERAS           00
CHÁVEZ                   14
CRUZ                         11
DOMÍNGUEZ          08
ESCURRA                12
FLORES                    11
GARCÍA                   15
HUAROTO               11
LEONARDO             08
LIMO                         00
LÓPEZ                       12
MAMANI                  12
MAURI                      12
MENIS                       10
MORALES                12
MOSCHELLA          12
PACAHUALA          12
PACHECO                11
PALOMINO              12
QUISPE                     10
RAMOS                     15
RICSE                         07
RÍOS                          05
RODRÍGUEZ M.      12
RODRÍGUEZ S.       11
SALAS                      11
SALAZAR T.            12
SALAZAR V.           14
SALCEDO                16
SICCHA                    12
VILCA                       11
YZAGUIRRE             00

jueves, 16 de julio de 2015

Teoría Literaria III

Notas 2015-I

AGUINAGA             17
ÁVILA                       12
BALTODANO           11
CASAS                       10
CORCINO                 16
CRUZ                        12
DELGADO                16
DÍAZ                          17
FLORES                    09
GUEVARA                09
LANDA                      20
LANDEO                   11
LEIVA                        11
LINDO                       11
LÓPEZ Á.                  13
LÓPEZ L.                  13
LUIS                           11
MUÑOZ                     14
NAVAEZ                    09
PALACIOS                12
PICHIHUA                11
QUINTANA               15
RAMOS                      11
SAUCEDO                 12
SOLÍS                         12
VARGAS                    13
VELASQUEZ,           14
YANCE,                     10

ZÚÑIGA                    09

lunes, 16 de julio de 2012

TEORÍA LITERARIA I (2012)

NOTAS FINALES

ADCO     11030136             09
ÁVILA     05301190             09
BALBÍN   11030116             11
BUCHER 11030117             11
CÁCERES 11030002            13          
CADILLO 11030118            10
CALISAYA 1130003            09
CANDIA 11030004             08
CASAS  11030119               11
CEFERINO 09030089          12
CISNEROS 11030121          09
CORCINO 10030313           13
CHÁVEZ 09030126             11
CHUMBILE 11030120         09
FLORES 10030012              08
GONZALES 10030125        09
HUAMÁN 09030134          11
HUAMANÍ 11030342         10
HUAROTO 10030016         06
LANDA 11030126               10
LAVA 11030009                  12
LEIVA 10030278                  12
MOLOCHE 11030010         11
NEIRO 10030279 07           11
PRÍNCIPE 08030134           12
QUISPE 11030012              08
SALAZAR 11030132           08
SÁNCHEZ 11030016           12
SANTOS 10030007             08
SEGUNDO 11030133          07
SILVA 11030017                  12
TERRAZAS 11030341         10
TORRES 11030134              13
TRUJILLO 11030018           16
VARGAS 10030140             08
VEGA 09030121                  13
VILLACORTA 11030019     13
YANCE 11030307                09

Las lecturas de Teoría Literaria II son las mismas del año pasado.